Durante la celebración de los 483 años de la fundación de Santiago de Cali, se realizó un desfile dancístico por el Bulevar del río Cali, en el que participaron cerca de un millar de niñas y niños pertenecientes a escuelas de baile de la capital vallecaucana y algunos municipios invitados. Al finalizar el recorrido, el alcalde Maurice Armitage les entregó un reconocimiento por su derroche de talento.
El recorrido inició desde la carrera 1 con calle 8 y estuvo encabezado por el grupo de la Fundación Escuela Taller de Arte Boteritos, personas en situación de discapacidad cognitiva que le demostraron al público espectador, sus capacidades especiales, sensibilidad y habilidad para el baile.
Ya a las afueras de La Ermita, lugar donde finalizó la parada, el alcalde Armitage, esperaba a los bailarines para exaltarlos por llevar en sus pies el ritmo que identifica a los caleños, la salsa. “Me siento muy orgulloso como alcalde de Cali, de ver estos cerca de mil niños y jóvenes que transformaron el bulevar en un pequeño Salsódromo en el día del cumpleaños de nuestra ciudad”.
El primer mandatario manifestó que como persona y como alcalde siempre ha pensado que a la gente hay que darle oportunidades y desde todas las secretarías de la administración lo han hecho. En 2018 se invirtieron aproximadamente $70 mil millones en artes, creación, fortalecimiento cultural, patrimonio, infraestructura cultural y bibliotecas.
Y agregó que “la ciudad está progresando y todos estos bailarines son una muestra de que lo estamos haciendo bien, ellos serán quienes recojan los frutos más delante de haber invertido bien la plata en lo social. Ahora, cada uno de ellos recibirá un reconocimiento de parte de la Alcaldía de Cali, por bailar y engrandecer a la sultana del Valle con su talento y amor por la salsa”, concluyó Armitage.
La historia local cuenta que en Cali se baila salsa desde los años 40 y son varias las generaciones que nacieron con esta vena artística, por eso los niños, jóvenes y adultos que hacen parte de las escuelas de baile asentadas en la ciudad y que han proliferado en otros municipios del Valle del Cauca, llevan en sus pies el legado para que este municipio siga siendo la capital mundial de la salsa, porque son los caleños los que le enseñan a bailar al mundo entero.